Inmaculada Concepción, por Murillo
Inmaculada de Soult, de Murillo (1678).

España está hoy de fiesta, como cada año desde 1644, cuando se nombró a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción patrona y protectora nacional, declarando día festivo el 8 de diciembre, como también sucede en Portugal y en muchos lugares de Latinoamérica.

Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción es también patrona de la Infantería española, un patronazgo que curiosamente tiene su origen en la conquista de Flandes, concretamente en la victoria de los Tercios Españoles en dicha tierra hace más de cuatro siglos.

El llamado milagro de Empel es bien conocido por los amantes de la Infantería y la historia militar española, aunque no cuente con la difusión de otras leyendas. Se dice que en el otoño de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla y del Maestre Juan del Águila, en plena batalla en la isla de Bommel, fue sitiado por los soldados del Almirante Holak.

Los víveres comenzaron a escasear y no quedaban más ropas secas. La situación era insostenible, tanto que los flamencos propusieron a los españoles una rendición honrosa. Pero, acostumbrados a nunca claudicar y a no perder ninguna batalla, la respuesta española fue rotunda. Preferían la muerte a la deshonra. “Ya hablaremos de capitulación después de muertos”, apostillaron contundentes los infantes.

Escudo de Infantería del Ejército Español
Escudo de Infantería del Ejército Español

La respuesta enemiga no se hizo esperar, empleando un método de ataque muy empleado en aquella guerra: el 7 de diciembre, los flamencos abrieron los diques de los ríos cercanos, para inundar el campamento de los españoles. El montecillo de Empel (hoy en los Países Bajos) fue el único reducto de tierra firme en el que el Tercio pudo refugiarse.

Fue entonces cuando cavando una de las trincheras, uno de los soldados encontró un objeto de madera, una tablilla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción. Los infantes improvisaron un altar con el icono, y el Maestre Bobadilla, entendiendo el hallazgo como una señal divina, pidió a sus hombres que se encomendaran a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción para la batalla, esperando que la intercesión divina mejorara su suerte en el conflicto.

La noche del 7 al 8 de diciembre se levantó un viento extremadamente frío que heló las aguas del río Maas. De esta forma, al amanecer del día 8, Bobadilla pudo ordenar marchar a los infantes españoles sobre el hielo y atacar las filas de Holak, que encajaron una de sus mayores derrotas, llegando a afirmar que Dios se había hecho español.

Aquel día, entre vítores, aumentó la devoción por la Inmaculada Concepción entre los combatientes españoles , hasta ser proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia, flor y nata del Ejército español.

El Equipo de Hispagenda

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