Cuando uno toma la decisión de cambiar de residencia, especialmente si se cambia de país, puede pensar que parte de expectativas diferentes que los demás sobre la experiencia que va a constituir este gran cambio en su vida.

Sin embargo, cuando a finales del año 2015 el Centro de Psicología Thamar especializado en aspectos relacionados con la emigración realizó una encuesta titulada La realidad del expatriado, llegó a la conclusión de que compartimos ciertos patrones comunes a la hora de cambiar de país de residencia, como las consecuencias emocionales y psicológicas, los procesos de adaptación y todo lo que implica el no conseguirla.

La mayoría de los encuestados, menores de 40 años, emprendieron la aventura en solitario, en unos casos por motivos laborales, en otros con la intención de mejorar algún idioma extranjero. El mercado laboral, el coste de la vida, la sanidad, los problemas para encontrar alojamiento e incluso posibles dificultades psicológicas pueden generar incertidumbre y frustración, y en ocasiones nos tienta la idea de tirar la toalla.

Desde un punto de vista psicológico, los aspectos que más afectan al expatriado son:

  • Las consecuencias emocionales de su decisión: nostalgia, soledad, ansiedad y estrés.
  • La sensación de no pertenecer en un cien por cien a ningún lugar o lo que se viene a llamar “apatriación”.
  • El choque cultural: creencias, valores, tradiciones, gastronomía distintas a las propias.
  • La capacidad de adaptación a las diferentes situaciones que nos encontramos. Solo cuando alcancemos el punto máximo de adaptación, podemos hablar de integración.
  • El choque cultural inverso: al volver a nuestro país de origen nos sentimos extraños, y hay que hacer un reajuste al llevar cierto tiempo viviendo en una cultura distinta.

La capacidad de adaptación a las diferentes situaciones con las que nos encontramos es también un factor muy importante: solo cuando alcancemos el punto máximo de adaptación podremos hablar de integración.

Pese a todas estas dificultades, los expatriados siguen adelante ya que la experiencia aporta emociones y situaciones gratificantes. Cumplir nuestros objetivos y superar nuestros miedos nos ayuda a adquirir confianza y satisfacción. Con el paso del tiempo, comenzamos a crear vínculos con otras personas y con el entorno, organizando así una nueva vida.

Según los expertos, las emociones y situaciones que se atraviesan son normales y casi todos los expatriados pasamos por ellas con distinto grado de intensidad. Es muy importante perder la vergüenza y vencer el miedo a expresarse en otra lengua: socializar y comunicarse con personas de nuestra nueva vida ayudará a vencer la sensación de soledad.

Asimismo, es fundamental mantener el vínculo con los seres queridos, ya que la vida continúa y es duro perdernos el día a día de nuestros familiares y amigos.

Y a la vez, conviene tratar de vivir en el ahora, disfrutar de las experiencia y de los nuevos aprendizajes, saber aprovechar las oportunidades y ver lo positivo del momento. Cuando vengan días difíciles, no hay que perder de vista nuestro objetivo, ya que marcarse pequeñas metas nos ayuda a mantener la ilusión.

Blanca Ferrer y Rocío González

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