El viernes 5 de diciembre de 2014 ha fallecido la reina Fabiola de Bélgica en el castillo de Stuyvenberd, en Bruselas, a los 86 años de edad. Viuda del rey Balduino, resulta paradójico que él muriera en España, la tierra de su esposa, en su residencia veraniega de Motril, mientras que ella ha fallecido en Bélgica, tierra de su marido. En esta noche de San Nicolás, cuando los niños belgas esperan ilusionados la visita del santo.

Fabiola Fernanda María de las Victorias Antonia Adelaida de Mora y Aragón había nacido en Madrid el 11 de junio de 1928. Era una de los siete hijos del marqués de Casa Riera y conde de Mora y de la marquesa de Casa Torres. Su madrina de bautizo fue la reina Victoria Eugenia de España.

Precisamente la reina Victoria Eugenia, amante de presentar entre sí a miembros de la realeza europea en edad casadera, organizó un encuentro entre la infanta Pilar y el rey Balduino; Fabiola iba acompañando a la infanta, y así es como se conocieron ella y su futuro esposo.

Se casaron en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas el 15 de diciembre de 1960, siendo entonces portada de las principales revistas. Los belgas en seguida la adoptaron como suya, dándole desde entonces todo tipo de muestras de cariño.

Efectivamente, la reina Fabiola, mujer de profundas convicciones religiosas a la par que moderna (no tuvo reparos en independizarse de sus padres cuando eso no estaba nada bien visto y en someterse a una operación de cirugía estética en su día para arreglarse la nariz), amante de las artes (compuso canciones y escribió cuentos), se supo ganar el corazón de sus súbditos -este era su título en vida del rey Balduino: Su Majestad Fabiola, reina de los belgas.
La mayor pena de la reina fue no poder tener descendencia: sus cinco abortos fueron los episodios más tristes de su matrimonio con el rey.

Son muchas las anécdotas que se cuentan de ella. Una que relató a Hispagenda uno de los propietarios de la prestigiosa tienda de muebles Rivet-Lozano fue que en parte gracias a ella, el negocio se desarrolló hasta llegar a lo que es hoy. El patriarca de los Rivet Lozano era ebanista y llegó a Bélgica haciendo lo que mejor sabía:

muebles de estilo castellano, nada conocidos por estas tierras en aquel entonces. Hombre emprendedor, participó en una feria de muebles con algunos de los que él mismo había fabricado. Con tan buena fortuna que visitó la feria la reina Fabiola, y al ver los muebles castellanos, se paró, reconociendo en ellos el arte y la calidad de su tierra. Se entretuvo un rato hablando en español con el señor Rivet, y le encargó una de sus creaciones. La nobleza belga empezó a hacer lo propio, y así se dio a conocer una tienda que hoy no necesita presentación.

Que descanse en paz la más aristocrática de los españoles en Bélgica, la reina que llevó siempre a España en el corazón, y que aun habiéndose adaptado extraordinariamente bien a Bélgica y amando  esta tierra como si fuera la suya,  llevó con orgullo durante toda su vida su condición de española, como si uno más de sus títulos se tratara. Que descanse en paz Fabiola, reina de Bélgica.

La reina Fabiola el día de su boda

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